Fué en unas revelaciones privadas de San Juan Evangelista, recibidas en España, en las que el Santo anunciaba e instruía sobre un medallón protector con la imagen de San Miguel cuyas características detalló, anunciando que su dibujo sería realizado por el propio “instrumento” receptor, cuya mano dirigiría el Cielo, encomendando a nuestro grupo las tareas de elaboración, y posteriormente de su difusión y distribución.
Estas instrucciones fueron completadas en sucesivas revelaciones que se citan seguidamente:
La espada en alto en la derecha, en la izquierda el escudo.
En el brazo derecho. Cerca del codo, las cadenas enganchadas a un cinturón, que lleva una llave como la que viste a Pedro, me refiero al tamaño.
Casco en la cabeza. En el frontal del casco, una estrella en la coraza, San Miguel Arcángel. Jefe principal de las milicias celestiales.
En el escudo las palabras “¿Quien como Dios?”, “Nadie como Dios.”
El pie derecho en ademán a andar, al fondo, ejército celestial, y como rodeando el medallón los quince misterios del rosario, con una minúscula cruz en la parte baja del medallón, por la parte que se oculta, la siguiente inscripción:
“Yo, (nombre), estoy consagrado a San Mjguel Arcangel (este medallón es una protección para quien lo lleva, pues continúa la inscripción) La Santísima Trinidad y la Santísima Virgen, vienen conmigo. San Miguel y su ejército me defienden de todo mal.”
De plata o alpaca, y cada uno pagará el suyo. Y sobre todo, bendecidos por el sacerdote. El Cielo dispone siempre cuando, donde y de que manera. No hay que correr demasiado ni ir demasiado lentos, solo Dios sabe el día y la hora de todos sus planes y decreto, pues antes no ha sido revelado como lo ha sido ahora.”
Juan el Evangelista, apóstol del Señor.
El sacerdote que lleve este medallón Prometo en el Nombre de Mi Padre, Yahveh, en el Mío propio y de Mi Espíritu Santo y el de Mi Padre, la salvación de su alma y le libraré de los combates con las fuerzas ocultas.
Sabed que este medallón es un foco de luz contra los enemigos de vuestras almas.
Al igual los militares que lo lleven serán especialmente protegidos y así también los dirigentes de las naciones que lo lleven.
En todos los casos es un foco de luz y un sacramental que, de por sí, ayudará a exorcizar.
Sólo pido que se haga la consagración antes de llevar este medallón. Es el requisito que pido. Bien poco pido, bien poco.
En una de estas revelaciones (no transcrita) se vino a saber que el uso de los medallones no habría de limitarse a los componentes de nuestro grupo u otros parejos en la fé católica, sino que debería ofrecerse a cuantos desearan detentarlos, si bien su efectividad no dependerá de llevarlo colgado al pecho, como simple talismán, sino requerirá, además de la consagración previa, de la fe práctica con que sea usado.
CONSAGRACION DEL MEDALLON A SAN MIGUEL
San Miguel, jefe principal de la milicia celestial, toma posesión de mi, represéntame, protégeme, defiéndeme, bajo tu mando quedo. ¿Quién como Dios?
A ti, jefe principal, me entrego, desde hoy ya te pertenezco `por nuestra propia voluntad hasta la eternidad. ¡San Miguel, entra y poséeme!
(Rociar con agua bendita y despues rezar la coronilla)
San Miguel, jefe principal de la milicia celestial, toma posesión de este hogar, represéntalo, protégelo, defiéndelo, bajo tu mando quedo. ¿Quién como Dios?
A ti, jefe principal, te entregamos este hogar, desde hoy ya te pertenece por nuestra propia voluntad hasta la eternidad. ¡San Miguel, entra y posee esta casa!
(Rociar con agua bendita y despues rezar la coronilla)
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